Potosí es una ciudad preciosa, un desgastado reflejo de su pasado rico y poderoso. Quizás es su amarga historia la que la hace aun más honda e interesante. Hace siglos que la ciudad vive de la minería; desde que llegaron los españoles y el indio Diego Huallpa descubrió la plata del Cerro Rico (el Sumaj Orkho). Entonces comenzó la esclavitud y la montaña quedó hueca, como el corazón de los conquistadores. Hoy, cinco siglos después, el cerro sigue produciendo estaño y los mineros siguen haciendo ofrendas "al Tío" para apaciguar su colera mientras trabajan en las entrañas de la tierra: unas guirnaldas, unos cigarrillos, hojas de coca...
Churuuuuuu!!!me encantan!!!me encantan todas las nuevas entradas!hay cosas muy buenas, de verdad. Me gustan porque acercan un poquito todo lo que visteis allí, aunque los olores siempre cuesta percibirlos.
ResponderEliminarLa composición ésta del Potosí es genial, y los dibujos (Gabri está estupenda)son cada vez más frescos! El del señor Mario, fantástico, las máscaras...
Todo me gusta!
Nos vemos pronto.
Que bien! Hay algunos dibujos mejor, otros más flojos, pero bueno si os haceis un poco una idea de lo que vimos por alli pues, eso es lo importante. Aunque igual he escrito demasiado rollo ¿no?
ResponderEliminarBueno un besazo y gracias por pasarte rizos!!!