Este también es otro de esos dibujos olvidado en mi libreta. En pascuas conseguí escaparme del curro unos días y estuve en Marruecos. Esta niña vivía cerca del valle del Ziz, un río que baja desde el Atlas Medio y cruza el desierto formando unas gargantas preciosas. Allí el lecho del Ziz se convierte en un verdadero oasis serpenteante lleno de casitas de adobe y huertos donde crecen frutas y verduras a la sombra de los palmerales.
